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Más de 350 reclusos en una prisión de Perú han tomado la decisión de entregar sus vidas a Cristo.

En un solo pabellón del penal Cristo Rey en Cachiche, Ica, Perú, todos los reclusos han abrazado la fe cristiana después de conocer el Evangelio en prisión. Ahora, dan testimonio de la transformación que Cristo ha tenido en sus vidas.

El pabellón 8B de esta prisión es notablemente diferente de los demás, ya que todos los internos que cumplen condena allí han experimentado un cambio radical en sus vidas.

En este pabellón, destinado para reos primarios, todos los habitantes tienen una Biblia en sus manos y son parte de la iglesia cristiana “La mano de Dios tocó mi corazón”, que celebró su primer aniversario el pasado viernes.

El director del penal, Jorge Mateo Suyo, considera que la religión es un complemento importante para la resocialización y la futura reinserción de los reclusos en la sociedad. Además de la práctica religiosa, todos los internos reciben terapia psicológica y terapias grupales e individuales para abordar y modificar la conducta que los llevó a prisión.

Cada miembro de esta iglesia, fundada por Henry Ames León, lleva consigo una Biblia y la conserva durante gran parte del día, solo dejándola de lado cuando participan en los talleres del programa “Cárceles Productivas” de la penitenciaría.

Para celebrar el primer aniversario de la iglesia en la prisión, los reclusos invitaron a la alcaldesa de Ica, Emma Mejía, y al director de la Oficina Regional de Lima del Instituto Nacional Penitenciario (INPE), Rubén Ramón Ramos.

Todos están de acuerdo en que esta iglesia evangélica debería expandirse a otros pabellones y, posiblemente, a los 68 penales en todo el país.

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