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Un juez determina que el acusado del 11-S está incapacitado debido a las secuelas de torturas y no puede enfrentar juicio.

Un juez militar en Bahía Guantánamo ha dictaminado que uno de los acusados de los ataques del 11 de septiembre de 2001 no está en condiciones de enfrentar un juicio debido a problemas de salud mental. Esto se produce después de que un panel médico militar concluyera que las torturas que sufrió mientras estaba detenido por la CIA años atrás le han provocado una psicosis.

Ronald Flesvig, portavoz de la comisión militar de Guantánamo, confirmó la decisión del juez, el coronel Matthew McCall. Esta sentencia implica que Ramzi bin al-Shibh no será enjuiciado junto con los otros cuatro acusados del 11 de septiembre, cuyos procesos continuarán sin su participación.

La sentencia de McCall se emitió el jueves por la noche. Según un aviso en el sitio web de la comisión militar, el texto de la sentencia se encuentra en proceso de revisión por motivos de seguridad y no está disponible actualmente.

El mes pasado, un panel médico militar le diagnosticó a Ramzi bin al-Shibh trastorno por estrés postraumático con psicosis secundaria, vinculándolo a los abusos y al aislamiento que sufrió durante cuatro años mientras estuvo bajo custodia de la CIA después de su arresto en 2002.

Desde su traslado a la base naval de Bahía Guantánamo en Cuba, Al-Shibh ha denunciado que sus guardias lo someten a maltrato, incluso mediante la utilización de rayos invisibles, con el propósito de evitar que duerma y causarle dolor.

En una audiencia en el tribunal militar el martes, el abogado defensor David Bruck solicitó al juez McCall que aceptara la conclusión del panel médico de que los trastornos mentales de Al-Shibh eran tan graves que le impedían participar en su propia defensa.

El aislamiento que experimentó durante más de cuatro años en las prisiones clandestinas de la CIA, las prácticas de obligarlo a permanecer de pie sin dormir durante periodos de hasta tres días, vestido solo con un pañal y sometido a baños de agua fría en cuartos refrigerados, llevaron a Al-Shibh a creer que los guardias le privaban de sueño.

Bruck señaló que si se declaraba a Al-Shibh incompetente para enfrentar un juicio, era previsible que continuara bajo custodia.

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