-->

El sorprendente nacimiento de una nueva hermana en Filipinas

Benita* reside en una comunidad de palafitos en Filipinas, y su ubicación exacta es confidencial para su seguridad. ¿La razón? Benita ha abandonado el islam y ha elegido seguir a Jesús.

Benita, en un principio, era una devota musulmana que vivía con su esposo e hijos en un pueblo. Sus vecinos, Rosa* y Henry*, eran una pareja cristiana de fe profunda que lideraba una iglesia en su hogar. A pesar de la burla y la opresión de la comunidad, ellos se mantenían firmes en su fe.

Como todos los musulmanes, Benita veía a Jesús como un profeta, conocido en el Corán como Isa al-Masih, sin más atributos. Por lo tanto, también se unía a la comunidad en su trato despectivo hacia sus vecinos cristianos.

Sin embargo, la vida de Benita dio un giro cuando enfermó gravemente. Con fiebre alta y forúnculos en su cuerpo, buscó atención médica en un hospital público, pero el costo del tratamiento era prohibitivo y no recibió la atención necesaria. Desesperada, recurrió a líderes religiosos locales que practicaban brujería, pero sus servicios también eran inasequibles.

Finalmente, en su momento de necesidad, Benita se acercó a Rosa y Henry, sus vecinos cristianos, en busca de ayuda. Entre lágrimas, confesó: “Nunca imaginé que estaría aquí, pero no sé a quién más recurrir. Mi esposo y mis hijos me necesitan”.

Fue entonces cuando Jesús intervino para salvar a Benita. A pesar de su desdén inicial por la idea de adorar a Jesús, Benita aceptó la sugerencia de Rosa de que solo Él podía sanarla. En un acto de humildad, clamó a Jesús y le pidió que la curara. En ese momento, sintió una paz inexplicable que la abrazaba, como si Jesús estuviera allí, aceptándola en Su amor.

Benita, por primera vez, sintió que no estaba sola y que había una esperanza. Ella exclamó entre lágrimas: “Nunca pensé que haría esto, pero voy a confiar en ti, Jesús. Cúrame, por favor”. Con esa sencilla oración, Benita experimentó una transformación interior y comprendió que Jesús era mucho más que un profeta.

Este milagro fue un punto de inflexión en la vida de Benita y abrió su corazón a la fe en Jesús. No solo ella, sino también su familia, se convirtieron. Ahora, asisten regularmente a la iglesia en casa de Rosa y Henry.

Sin embargo, su decisión de seguir a Jesús no está exenta de desafíos. Son criticados por su elección, y sus vecinos los consideran traidores. A pesar de todo, Benita y su familia están comprometidos con su nueva fe y agradecidos por el discipulado que reciben a través de Puertas Abiertas, que les ayuda a fortalecer su nueva fe y enfrentar los desafíos de su conversión.

Benita concluye: “Desde que acepté a Jesús en mi vida, no solo he sido sanada, sino que también he encontrado una nueva familia. Agradezco a Dios por el discipulado que estoy recibiendo, ya que ha sido fundamental para fortalecer esta nueva fe”.

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *