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El auge de la inteligencia artificial obliga al arte a reflexionar sobre su propia naturaleza.

Por tan solo $10 al mes, la plataforma Midjourney ofrece la posibilidad de generar hasta 200 imágenes como la que Jason Allen utilizó para ganar un premio en Colorado, Estados Unidos. Sin embargo, esta tecnología de inteligencia artificial ha generado controversia en el mundo del arte.

Jason Allen ganó un premio por su imagen “Théâtre d’Opéra Spatial”, creada mediante la plataforma de IA Midjourney. Esto planteó la cuestión de qué significa para el arte el auge de la IA.

Midjourney es solo uno de varios servicios de IA generadores de imágenes que han surgido en el último año. Estos sistemas son entrenados utilizando miles de imágenes disponibles en internet, y los usuarios pueden generar imágenes escribiendo simples descripciones de lo que desean.

La cuestión principal radica en quién o qué es el autor de una imagen generada por IA. A pesar de que algunas demandas en los tribunales de EE. UU. han abordado este tema, aún no hay un fallo definitivo ni legislación al respecto. Allen intentó registrar su obra, pero su solicitud fue rechazada bajo el argumento de que no fue de “autoría humana”.

A medida que la IA se vuelve más popular en el arte, el concepto de autoría se verá desafiado, y se necesitarán nuevas definiciones de propiedad intelectual. Algunos artistas consideran que las obras generadas por IA deberían considerarse trabajos colectivos o de código abierto, ya que se basan en una amplia recopilación de piezas de internet.

Algunos expertos en filosofía y arte argumentan que la IA no está “robando” el arte, ya que simplemente aprende de la misma manera que los humanos. Comparan el avance de la IA en el arte con el surgimiento de la fotografía hace dos siglos, señalando que es solo una herramienta tecnológica que amplía las posibilidades creativas.

El arte está en un punto de transformación y evolución debido al avance de la IA, y algunos artistas creen que es crucial comprender y colaborar con esta tecnología en lugar de oponerse a ella. Consideran que la IA democratiza la creación artística y no debe ser vista como una amenaza al arte tradicional.

En resumen, la irrupción de la inteligencia artificial en el arte plantea cuestiones de autoría y propiedad intelectual, pero también abre nuevas posibilidades creativas y desafía las concepciones tradicionales sobre el arte y la creatividad.

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