La devastación causada por la tormenta Daniel en Libia se ha agravado debido a una década de conflicto, división política y negligencia en la infraestructura pública. Los analistas señalan que la tormenta, que provocó la rotura de dos represas y causó una gran cantidad de muertes y daños, es un ejemplo reciente de fenómenos meteorológicos extremos relacionados con el cambio climático. Sin embargo, la magnitud de la devastación va más allá de lo que podría atribuirse únicamente al cambio climático.
El conflicto prolongado, la división política y la mala gestión gubernamental han dejado a la región vulnerable y han agravado el impacto de la tormenta. Stephanie Williams, investigadora de la Brookings Institution y exasesora especial de la ONU en Libia, destaca cómo estos factores han contribuido al desastre.
La situación catastrófica en Libia tras la tormenta Daniel es el resultado de una serie de factores, según los analistas. La inestabilidad política, la división del país entre gobiernos rivales y la falta de inversión en infraestructura durante una década de conflicto han dejado a Libia vulnerable.
Claudia Gazzini, analista del International Crisis Group, señala que el país ha estado atravesando una serie de crisis políticas y conflictos en los últimos años, lo que ha dificultado la inversión en infraestructura. Malak Eltaeb, analista del Instituto de Oriente Medio de Washington, agrega que los conflictos y disturbios han debilitado seriamente los servicios sociales en Libia.
A pesar de la falta de mantenimiento de las instalaciones como las represas y la ausencia de estrategias de mitigación, sistemas de alerta temprana o planes de evacuación en Derna, la analista Stephanie Williams de Brookings destacó que el gobierno rival, reconocido internacionalmente y con sede en Trípoli, está brindando ayuda a los ciudadanos del este de Libia. Este gobierno ha enviado asistencia y asignado fondos para abordar las necesidades humanitarias inmediatas y la reconstrucción a largo plazo en la región afectada.
Además, es importante destacar que la ayuda necesaria está llegando a la población a través de convoyes civiles desde el oeste de Libia y por parte de la compañía petrolera nacional, lo que demuestra que la división geopolítica no está obstaculizando la asistencia.
En una reciente conferencia de prensa, la portavoz de la Organización Mundial de la Salud, Margaret Harris, calificó las inundaciones como de proporciones “épicas”. También se ha expresado preocupación por la situación de los migrantes y refugiados de más de 40 países que utilizan Libia como punto de partida para Europa y que podrían haber quedado atrapados en las inundaciones.
